Si una ciudad tiene alma propia es porque sus habitantes han compartido unas determinadas experiencias en ella de forma recurrente. El hábito social crea personalidad, define el espacio y a quienes lo viven. Y se transmite. Los comercios tradicionales son ejemplo de ello.
Nadie hace lo mismo todo el tiempo, por supuesto. Pero pongamos que un madrileño tipo se marca al año cuatro domingos de Rastro seguidos de un aperitivo en La Paloma o Lavapiés. Pongamos que sus padres o los amigos madrileños de sus padres, si los suyos no lo son, también lo hacen o lo hacían, como los padres de sus padres u otros miembros de una generación anterior. Está claro que esa costumbre que se ha confirmado con el tiempo es una costumbre madrileña, es decir, es Madrid.
Y el comercio tradicional es Madrid. Las tiendas de siempre de la ciudad son un tesoro por lo material: marquesinas, anaqueles, lámparas, pomos…; también por la relación entre propietarios, dependientes y público y por lo que se compra, por cómo se compra y por lo que se hace con ello.
La aceleración en el cambio de modas, las grandes superficies (y sus versiones de barrio), el consumo a distancia y el precio de los alquileres (el final de la renta antigua en 2014 arrasó) complican la supervivencia del comercio tradicional de Madrid. Aquí va una selección de seis tiendas de diferente perfil que estuvieron, están y ojalá estén:
Calle Toledo, 18 – Tel: 91 366 54 50
A determinadas horas hay cola en su puerta cuando llueve y cuando truena, no digamos cuando asoma el calor. Autóctonos y turistas se aprovisionan de alpargatas, sobre todo, y de artesanía de todo tipo en esparto y cuero. Con una disposición abigarrada de los artículos que recuerda a la de las tiendas de tejidos, cordeles y mercería de Pontejos, el ambiente que se forma en este establecimiento familiar fundado en 1840 es ya de por sí un madrileñeo interesante.
En la confección de sus alpargatas o esparteñas, en Hernanz utilizan materias primas naturales como esparto, lonas de algodón, lino y sedas que son tratadas con técnicas tradicionales para dar como resultado una gran variedad de modelos con diseños de toda la vida y de hace 2 minutos en tamaños que van de la talla 16 hasta la 48 y en 50 colores diferentes.
Calle Imperial, 12 – Tel: 913 66 42 34
La fundó en su ubicación actual Bernardino Abial y Roda nada menos que en 1832. Desde entonces ha permanecido en activo, si bien cambió de sede para volver al local original en el último tramo del siglo XX. Los Medrano se hicieron con el negocio en 1973 y ya son tres generaciones de despachadores de sombreros de la familia las que han comandado sus mostradores.
En Medrano encuentras todos los sombreros, gorros y accesorios imaginables. Y los encuentras seas como seas. Si quieres una pamela para ir al hipódromo, te presentan éstas y aquéllas. Si quieres una gorra Pitt para ir de castizo hipster, también hay toda una colección. La clientela es variada y fotos colgadas en la tienda así lo atestiguan. Desde ellas te miran el actor Ernesto Alterio o el cómico Faemino.
Medrano es taller además de tienda, por lo que puedes desarrollar con ellos tus proyectos sombrereros a medida.
Calle del Águila, 12 – Tel: 91 365 66 29
Abrió en 1909 y pertenece a la misma familia desde la Posguerra. El actual propietario, Julio Rodríguez, aprendió el oficio de su abuelo materno Anastasio y lleva más de 40 años hilvanando botas, odres y pellejos para el transporte de vinos. Sigue utilizando los materiales que desde hace milenios se han empleado para producir estos artículos: piel de cabra y pez (resina de pino).
La utilización del plástico y el vidrio para el transporte de líquidos y la prohibición del consumo de alcohol en espectáculos deportivos han reducido su clientela, que por otra parte incluye a directores de arte de películas y obras de teatro que buscan autenticidad en recreaciones de época.
Julio Rodríguez es el único botero de la Comunidad de Madrid y uno de los pocos de España.
Calle Pozo, 8 – Tel: 915 22 38 94
Desde 1830 (aunque el negocio era una tahona ya desde 1810) llevan los dependientes de la pastelería más antigua de Madrid limpiando babas de su escaparate. En él han lucido y lucen dulces maravillas artesanales como buñuelos, torrijas (de bizcocho y crema, muy diferentes), croissants, bollos suizos, muchas cosas más y, en temporada, sus preciadísimos roscones de Reyes, de los que venden más de 4500 unidades en los cuatro o cinco días de enero en los que más se demandan. Hay oferta salada: empanadas y otras preparaciones con hojaldre.
El horno de la Antigua Pastelería del Pozo empezó a funcionar al ritmo marcado por la familia Angulo y pasó a los Leal, que son quienes lo siguen alimentando, en 1900. Muchos detalles centenarios en la decoración, como ese reloj bajo el que se sentaba el Nobel Jacinto Benavente a degustar hoy esto y mañana lo otro, se han mantenido tras la bonita fachada de madera del establecimiento.
Calle de la Colegiata, 10 – Tel: 913 69 19 02
Afectados por una subida estratosférica del coste de mantenimiento de su tienda con motivo del final de los alquileres de renta antigua, los responsables de Unión Bolsera Madrileña trasladaron el negocio desde la plaza de Tirso de Molina a su actual emplazamiento en 2015.
Todo lo demás de ha mantenido en un comercio fundado en 1928 y pionero en su sector: infinidad de bolsas de organza, yute, papel o cartón, material de hostelería, material de embalaje, papeles decorados, complementos para regalo…, un mar de artículos realmente asombroso se despliega entre columnas de forja y modos de hacer de los veteranos y numerosos dependientes que dejan claro que este es un establecimiento tradicional con fundamento.
Por otra parte, Unión Bolsera Madrileña se ha adaptado a los tiempos y dispone de lo último en artículos eco, nuevos materiales y nuevos diseños. Además, disponen de venta online a través de su web.
Antigua Farmacia de la Reina Madre
Calle Mayor, 59 – Tel: 91 548 00 14
Acabamos por el principio, lo que significa que ahora vamos a hablar del comercio más antiguo de Madrid que todavía funciona. Esta farmacia recibe su nombre actual de una de las dos esposas del rey Felipe V, María Luisa de Saboya e Isabel de Farnesio, no se sabe a ciencia cierta de cuál. Ambas fueron clientas de este establecimiento cuando aún estaba en su emplazamiento original de la calle Sacramento.
En 1914, el edificio en el que se había despachado productos farmacéuticos y dicen que alquímicos desde 1578 fue derribado y la farmacia se instaló en su ubicación actual. Mostrador, anaqueles, cajones, tarros y recetas (conservan una a nombre de Miguel de Cervantes) se trasladaron al edificio de la calle Mayor en el que Mercedes Ramos Cid despacha en la farmacia que su abuelo José Cid Guerrero compró en 1931 y años después rigieron sus tías. Además de los elementos originales de la decoración, también los hay modernistas, acordes al estilo en el que se construyó el inmueble.
Un detalle más: ¿Has oído hablar de los túneles que conectan o conectaban el palacio Real con diferentes puntos de Madrid? Hay mucha leyenda al respecto, pero algunos sí existieron. Es el caso del que conducía desde la botica Real hasta el sótano de la Antigua Farmacia de la Reina Madre, que también alberga un arco relacionado con la muralla de Madrid del s. XII.
¿Te gustaría visitar éstos y otros tesoros? Seguramente aquí encuentres algo que te interese.
Foto Cover: Antigua Farmacia de la Reina Madre.
